domingo, 29 de marzo de 2009
España ganó a Turquía en un partido gris de la Roja. 1-0
La cosa estaba chunga. De fútbol, de emoción, de casi todo. La Roja era la Gris. No tocaba. No presionaba. No mandaba. No gustaba. No controlaba. No se la pasaba bien. No ganaba.
Pronto empezó a pasar lo de siempre en estos casos: los mejores eran los que no jugaban: Iniesta, Cesc Fábregas y Silva. La que jugaba a lo suyo era Turquía, que leyó el partido de maravilla; ese Terim no es ningún bobo. Le falta pólvora y magia, pero su tran- trán, su solidaridad para tener la pelota y evitar que la tuviera el rival, se le atragantó al equipo español, que no fue nunca la delicia de otras veces. Quizá, diría yo que sí, porque juega mejor en plan 4-1-4-1 que de otra manera. Con un punta y mucho pequeño tocando. Con un medio centro, hoy Xabi Alonso, tiene bastante. Con dos se encalla en el medio, y arriba, Villa no sabe si quedarse en su terreno natural o si echarse a la derecha para echar una mano. Por eso se quedó sin marcar en su séptimo partido consecutivo: ¡vuélvelo a intentar, monstruo! La primera parte tiró la Roja una vez a puerta nada más: Torres, minuto 42, ojo al dato. Él, Villa, casi ni eso.
Del Bosque tardó en mover el equipo y me extrañó. Se fue 0-0 al descanso y siguió con los mismos. Y pasaba lo mismo hasta que llegó el flechazo del gol salvador. Fue a balón parado; de jugada, anoche, no era posible. Una falta que se buscó Torres la puso Xavi, la desvió en paralelo Sergio Ramos, diría que con la rodilla, y la acabó empujando en boca de gol Piqué. Gerard de nombre. Piqué por su padre y ... ¡Bernabéu por su madre! Igual es que estaba escrito. El Bernabéu, por cierto, despidió con una ovación a Torres y no porque jugara el partido de su vida: le llegó apenas nada y jugó apenas eso. La última vez que apareció de rojo no fue lo mismo. Ya les comentamos ayer que éste es el equipo de todos: nunca les engañaremos.
En el bote. El caso es que fue Piqué quien abrió el camino hacia un triunfo importante, de esos que cazan los equipos muy buenos el día que no están finos: eso les hace temibles. Turquía es menos que España por eso entre otras cosas. Porque no supo empatar un partido de 0-0. Que España estará en el Mundial no lo duda nadie. Especulando con las matemáticas, incluso el empate no era malo. Quizá por ello, a Vicente le costó tomar algún riesgo, seguramente convencido de que llegaría el gol y que si no es tu día, por lo menos que no marquen. Llegó, y con los tres puntos de ayer España suma 15 (cinco de cinco) y deja a los turcos con 8. La segunda, ¡oh!, es Bosnia, que ganó en Bélgica. Es decir, que Turquía está ahora mismo fuera del Mundial. A Bosnia también la ganamos sólo por 1-0 y recuerdo que nos costó muchísimo conseguirlo. Igual acaba dando la sorpresa del grupo.
La irrupción de Bosnia en escena confirma que la noche de ayer se puso rara para todos en este grupo. En Madrid se evidenció cuando a los siete minutos Casillas intervino tres veces, las dos primeras para desviar tiros de Nihat y Senturk con mala idea. El pueblo acabó aclamándole: es un portero-reloj suizo, siempre fiable.
No entraba en el guión que los primeros achuchones fueran blancos ni que España no supiera como procesar bien su juego. Es cierto que con el 1-0 el equipo llegó más, y entre Mata y Ramos estuvieron cerca del 2-0. Hubiese sido exagerado, las cosas como son. Partido malo, resultado justito y partido para el recuerdo del joven central del Barcelona, que acabó decidiéndolo en boca de gol. Y además estuvo bien junto a Albiol atrás. Fue de lo poco rescatable. Un día iba a llegar la petardá. Llegó, pero ganando. Es lo que tienen los grandes. Nos vemos el miércoles, en Estambul.
Fuente: As
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