jueves, 30 de mayo de 2013

El final de la octava temporada de Supernatural


Esta octava temporada de Supernatural ha sido mucho mejor que la sexta y séptima temporada que fueron infumables y es cierto que la serie debería haber terminado en la quinta temporada, pero esta octava temporada ha revitalizado la serie y eso es bueno.

No está al nivel de las perfectas tercera, cuarta y quinta temporada que son las mejores, pero sí están al nivel de la primera y de la segunda temporada.

Y esta temporada hemos visto como Dean volvía de regreso del purgatorio con un amigo vampiro llamado Benny, sin Castiel y con Sam que ni se ha preocupado en buscarlo y sí se ha buscado novia, pero Dean y Sam vuelven a trabajar juntos junto con Kevin para sellar de una vez por todas el Infierno y deshacerse de Crowley y los demonios, pero no será fácil.

Los primeros episodios hemos visto que la relación de Dean y Sam estaba casi rota y que Dean confiaba más en un vampiro que en su hermano, pero ambos se reconciliaron y dejaron atrás en el pasado y las pruebas que debían de pasar para cerrar las puertas del Infierno han sido muy buenas.

Me gusta el personaje de Kevin Tran y sobre todo me ha gustado que recuperasen a Castiel, que en esta temporada ha vuelto a salir en muchos más episodios que en la séptima temporada y eso es de agradecer y volverá a ser un personaje regular en la novena temporada y eso está muy bien.

En el final de la octava temporada hemos visto como Dean y Sam secuestraban a Crowley para curarlo y lo consiguen pero Sam está muy débil y casi lo mata un demonio despiadado y mientras Castiel y Dean querían cerrar las puertas del Infierno pero se dan cuentas de que Metatron no era quien decía ser y los traiciona y el final es absolutamente espectacular, vemos como caen en la Tierra todos los ángeles y la novena temporada promete mucho.

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