domingo, 28 de marzo de 2010
Fernando Alonso queda cuarto en el GP de Australia
Con humor, incluso en los momentos en los que llegaba la tormenta que había arrasado a su paso cuanto coche aparecía en el horizonte. "Por detrás viene Hamilton, a menos de tres segundos", le dijo su ingeniero de pista. "Ok, pero no quiero saberlo", respondió Fernando Alonso con una sonrisa, los neumáticos con más de 50 vueltas y su Ferrari moviéndose entre muros a casi trescientos kilómetros por hora.
Fue el momento, el de la lucha de los dos grandes campeones de la actualidad más allá de la leyenda que Schumacher, que se esfumaba por detrás con el cuasinovato Alguersuari a su estela. Hamilton contra Alonso. El duelo. El inglés antes había adelantado a Button, Barrichello, Webber, Massa...pero ahora tenía delante a su enemigo íntimo. Y no pudo con él. La lucha acabó con el británico de McLaren en la tierra chocando con Mark Webber que venía detrás, como el ciclista que chupa rueda intentando aprovecharse de la batalla de los gigantes.
De ahí hasta el final el asturiano tuvo que aguantar al Mercedes de Nico Rosberg para terminar cuarto una carrera en la que merecía un sitio en el podio. Quizá el de Massa, trigésimo podio, el hombre que le arruinó una carrera en la que debía estar aún más arriba para disfrute de la afición que llega a su rebufo. Porque el resto, aquellos que aman la F-1 aún antes de que apareciese este increíble fenómeno ya vieron un espectáculo digno del Circo del Sol.
Un show en el que incluso había chicas guapas saltando debajo del podio, con esa Michibata de Button loca por el triunfo de su novio. El campeón de 2009 consigue su primera victoria del año sobre la base de un estilo elegante y fino de conducción que le permitió cuidar los neumáticos hasta el límite. Justo lo que no pudo hacer su compañero. Dos estilos distintos. Hoy uno ganó y el otro fue sexto, una vez que recuperó su sitio en la pista tras la guerra con el caballero rojo. Junto a Jenson, a su lado un impresionante Robert Kubica, el otro piloto que pudo aguantar a Hamilton, que llevó su tetera amarilla marca Renault al segundo puesto. Y Massa, tercero dando gracias al cielo y a su leal compañero de equipo.
Porque la carrera empezó mal para Alonso, tanto que una mala salida le dejó decimoséptimo en la primera vuelta. Se quedó parado en la arrancada, tocó con Button en la primera curva y se llevó por delante a Schumacher que tuvo que entrar a cambiar el alerón delantero. De ahí a la eternidad del momento con su rival inglés, una sucesión de adelantamientos, hasta diez del español, protagonista en una carrera que responde a la ideología del aburrimiento con casi treinta pasadas en la pista. Cierto es que ayudó la lluvia, y que después se secara. Y que volviera a llover poco a poco y a secarse después. Pero la carrera fue magnífica.
Y en la batalla de estrategias ganó McLaren y perdió Ferrari. Los ingleses metieron a Button antes que nadie a cambiar gomas mientras Alonso con un ritmo mucho más rápido que el de Massa sufría detrás de su compañero con menos agresividad de la debida. Fernando debió adelantar a Felipe, como fuera. Pero la prudencia de su objetivo final, el del tercer título, pudo al español. Y el ovetense sigue líder del campeonato. Ninguno de los Ferrari volvió a cambiar neumáticos mientras en McLaren se mantenía en pista a Button y Hamilton hizo dos paradas en los boxes.
Y si Lewis no se hubiera encontrado a Alonso probablemente el doblete de los coches de plata hubiera sido un hecho.
Más atrás, más luchas como las de Pedro de la Rosa con su lento Sauber frente a Barrichello y ante Schumacher que no pudo seguir la remontada de Alonso. El siete veces campeón del mundo ofreció con Alguersuari una lección de pilotaje en la que el catalán se defendió como una promesa que tiene pinta de ser verdad algún día.
En Melbourne las camisetas naranjas de la victoria de McLaren lucieron, la décima de los británicos en Australia, la octava de Button en su carrera. Red Bull se quedó con la vuelta rápida de Webber, la primera de un australiano en su país, y un nuevo fallo en el coche de Vettel que lideraba la prueba cuando se rompió uno de sus frenos y terminó en la tierra. Mala suerte no, fiabilidad nula.
Y el Hispania de Chandhok terminando la carrera. Grande. En Malaisia más carreras. Quizá se duerman, un rato, quizá tengan el alma saliéndose del pecho. Aburrida o espectaular, Fórmula 1.
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