lunes, 26 de enero de 2009

True Blood: Una serie basada en una novela.


Aunque HBO había tirado la casa por la ventana antes de su llegada, True Blood, para su primera temporada, conoció un éxito que el canal no había vivido desde hacia mucho tiempo.

Una progresión de las audiencias más importante que para Los Sopranos, la prensa, que, en el curso de los episodios, se va cautivado por la serie… Total, True Blood es sin discusión posible el nuevo éxito de HBO. Pero antes de aterrizar sobre la pequeña pantalla, Sookie y su vampiro Bill ya actuaban con rigor en el papel. En una época, donde, como lo dice Charlaine Harris, la autora de la serie de novelas, no estaban tan de moda los seres con dientes puntiagudos (la primera novela data de 2001).

La mayoría sólo conoce la adaptación televisada, lo que implica forzosamente fidelidades e infidelidades con la obra de origen, a veces necesarias, y a otras ocasiones, no, testimoniando la toma de posesión del universo de un autor (Charlaine Harris) por lo que lo se lleva a la pantalla (Alan Ball). No haremos una comparativa larga y fastidiosa, sino más bien nos pararemos en detalles precisos, para mostrar claramente el trabajo realizado en la adaptación. Nada que impida leer la obra a los que lo deseen y poder a pesar de todo tener un bosquejo de las grandes semejanzas y los cambios entre ambos universos de Sookie.

Diferencias

Lo que más molesta a todo buen lector, son las diferencias, las libertades tomadas con el fin de hacer la adaptación. Al haber desarrollada la serie en 2007/2008, implica forzosamente algunos cambios,ya que el libro es del 2001. En la obra, por ejemplo, Sookie no tiene teléfono móvil y Katrina no ha pasado por Estados Unidos. Estos cambios son a menudo los menos molestos (a excepción de Katrina, a causa de una historia en un tomo). A menos que el creador opte por colocar la serie cuando la novela vio la luz, son necesidades básicas de una adaptación.

La novela es escrita en primera persona, la historia nos es contada por Sookie, esto implicaba pues un trabajo diferente, para hacer pasar la serie de un único punto de vista a varios. Así, todas las escenas donde Sookie está ausente son del equipo creador. En las novelas de Charlaine Harris, jamás dejamos a Sookie. Este cambio es muy previsible y es la mayor fuente de sorpresas para el lector-espectador.

En el primer capítulo una escena nos muestra a Tara y Lafayette, dos personajes nacidos de la misma familia en la serie, pero que no tienen nada en común en los libros. El personaje de la joven ha sido modificado completamente, Tara está ausente de la primera novela, hace su primera aparición casi al final de la segunda, y se llama Nikkie Thornton, y es una amiga del instituto de Sookie, y no su mejor amiga desde hace tiempo, como en la serie. Este tipo de libertades son bastante simbólicas en las adaptaciones. No podemos, muy particularmente en una serie, estar pegados a la obra. El personaje de Tara ha seguido creciendo a lo largo de los episodios, ofreciéndole un pasado, un presente y un futuro lejos de las páginas de los libros.

Personajes como Sam o Lafayette conocen su propio desarrollo en la serie, lo que no ocurre en las novelas. Sus ragos de personalidad quedan bastante fieles a la obra. Lafayette no está muy presente en el libro, mientras que varias partes de la serie están centrados sobre él. Para Sam, todo lo que le conecta con Tara es inexistente en el primer tomo, y a decir verdad, la serie no transcribe muy bien al personaje, lo que aparece por momento bastante antipático. El triángulo amoroso ha sido desarrollado bajo otro ángulo de vista.

Estas modificaciones o evoluciones enriquecen el universo en el cual se centra la serie. Alan Ball y su equipo utilizan a los diferentes protagonistas y desarrollan su personalidades en el corazón de la mitología. Las libertades que se toman son en lo general para abordar temáticas. Un punto de vista que la obra no adopta pero que aunque nos lleva a una evolución diferente nos hace descubrir un poco más el mundo de los vampiros según Ball.

En resumen, los guionistas de True Blood se apropiaron sel universo de los libros pero el resultado es bastante fiel a la obra.

Semejanzas

Alan Ball ha sido bastante fiel a la intriga que se desarrolla alrededor de Bill y Sookie. Desde luego, a pesar de las libertades que se han tomado, el tono y el ambiente fueron respetados. En partes de la serie a menudo encontramos pasajes muy similares a la obra de base y los diálogos están muy cerca de los que podemos encontrar en el libro.

Los diálogos sobre el papel son más largos, pero las palabras utilizadas en la serie son las mismas.

La intriga de la primera novela está bastante bien llevada a la pequeña pantalla. La serie se distancia con la novela cuando decide darnos alguna sorpresa, poco más. La emancipación no es total.

Conclusión

Una adaptación debe ante todo respetar el ambiente y la personalidad de sus personajes, con el fin de ser fiel a la obra de origen. Aquí las intenciones de Ball son apropiarse del trabajo de Harris para realizar una creación que evolucionará sola. Esto casi puede ser un obstáculo de haber leído las novelas, que son ante todo obras de entretenimiento para público femenino adulto, ya que la serie tiene otras pretensiones. Conservamos ciertas ideas, lo mismo que la personalidad de los protagonistas principales, optando por un desarrollo del universo vampírico diferente, y también, con la voluntad de ofrecerle un análisis de la sociedad .

La serie es más adulta y busca la atención de más público, aunque la trama sigue fielmente la obra original. Aunque claro, está en la voluntad de cada uno descubrir que le parece el universo de Sookie sobre papel.

Fuente: Pizquita

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