lunes, 17 de septiembre de 2007

Rusia gana a España por 1 punto y se lleva el oro.

En la hora de la decepción, lancemos un reto: buscaremos consuelo olímpico. El oro europeo que se nos ha escapado en Madrid lo buscaremos dentro de un año en Pekín. No nos valía la plata, pero tendremos que aceptarla como un hijo no deseado que, con el paso del tiempo, se convierte en entrañable. Y, de igual modo que supimos festejar con sensatez el oro del Mundobasket, elogiando no sólo la conquista deportiva sino la calidad humana de nuestros jugadores, sepamos encajar ahora la decepción. Rusia fue superior en la final, conquistó un título merecido, pero la Selección española ha confirmado que está en la élite, aunque dos puntos la separaron de la gloria.Podría decirse que, lo mismo que en el Mundial de Japón, Pau Gasol no jugó la final del Eurobasket. Pero allí se supo de antemano, sus compañeros estaban mentalizados para compensar su ausencia, que fue un incentivo. Esta vez su eclipse virtual desconcertó al equipo, destrozó todas las previsiones. Nadie esperaba que el coloso de los dos partidos anteriores, el hombre que marcó diferencias ante Grecia y Alemania, naufragase como alma en pena frente a Rusia, hasta completar una desastrosa actuación en ataque y defensa. Horrendo en tiros en juego (4/13) y en tiros libres (5/12). Peleó en rebotes (14) y tapones (3), lo cual evidencia que no le faltaron ganas. Sencillamente, le sobró ansiedad, le sobraron nervios.El naufragio de nuestro baluarte supuso, a la postre, el hundimiento del equipo. Insólito también que Juan Carlos Navarro no sumase un solo punto. Tanto el selecciondor como los restantes jugadores confiaron hasta el último instante en un resurgir de Gasol, pero nunca llegó. En el último cuarto, cuando la victoria se inclinaba hacia uno u otro lado como un péndulo, España se encomendó a su salvador de tantas veces, se le confiaron todos los balones, todos los tiros cruciales, y esta vez Pau no resolvió.Un detalle revelador de que los nervios, la adrenalina, tuvieron mucho que ver en el fracaso español es que Rusia se llevó el partido sin haber dominado nunca por más de dos puntos, mientras España superó ya la decena en el primer cuarto. Más aún: a minuto y medio del final el oro estaba en manos españolas (59-54). Pero nuestro equipo, que ya estaba carente de chispa, se bloqueó por entero. Dos balones perdidos (Jiménez, Pau) dieron alas a Rusia, más tranquila, que sentenció con encestes de Kirilenko, Pashutin y Holden (59-60).Quedaban dos segundos para evitar la caída y el último tiro se confió una vez más a Gasol, cuyo intento se salió literalmente de la cesta. Si era brujería, se cumplió. El equipo que había encestado 27 de 28 tiros libres ante Grecia, la noche anterior, logró sólo 15 de 26 en la final. Y lo mismo en lanzamientos en juego: el peor día en todo el campeonato.España, que buscaba su primera corona continental, ha terminado con la sexta final perdida. Rusia, que ni siquiera había llegado a una final desde la disolución de la Unión Soviética, ha vuelto a la cumbre de modo inesperado. Desde que la URSS logró el título europeo en 1985, ningún equipo soviético o ruso había sido campeón. Más aún: Rusia ni siquiera se había calificado para el último Mundial ni para los pasados Juegos de Atenas, y sólo fue octava en los dos anteriores Europeos.Curiosamente, el secreto del cambio es que en la matriuska rusa han aparecido dos barbies americanas, el base J. R. Holden y el entrenador David Blatt. Para redondear, las dos estrellas del conjunto, Kirilenko y Khryapa, lucen etiqueta NBA. Este barniz americano le ha dado brillo a un bloque anodino hasta el momento, pese a su notable arsenal de centímetros y talento.España era favorita, todo estaba en sus manos. Y 'eligió' perder. Porque Rusia tampoco hizo un gran encuentro. Su mérito fue fallar menos, y disponer de una estrella individual, Kirilenko, el único que quizá estuvo a su nivel máximo entre todos los protagonistas. Sea como sea, escuchemos la voz de dos leyendas del basket. "España es ejemplo de cómo nace y crece una selección" (Sergei Belov). "Este equipo forma ya parte de nuestras vidas" (Emiliano). Porque la plata europea no nos quita el oro mundial. No olvidemos eso.

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