Las aspiraciones del Real Madrid cuentan con un antecedente deportivo muy próximo: la final de la Copa Davis. Cuando a la dificultad de ganar en campo contrario se sumó la baja de Rafael Nadal nadie concedió posibilidades sensatas al equipo español. Aquellos días previos se asemejan a los que hemos vivido durante esta semana. Se repiten las bajas como una letanía, al tiempo que se insiste en la diferencia de recursos, de talentos y de inspiraciones. La consecuencia es que no se duda del vencedor, sino del marcador. Y en esos cálculos, repletos de porras escandalosas, se destila un peligroso menosprecio hacia el visitante. Peligroso para quien lo siente, para quien se jacta. Cualquiera sabe (o debería saber) que la arrogancia absoluta se paga, demasiadas veces, con el desengaño total. En pocas cuestiones la existencia se manifi esta tan científi camente implacable. Si presumes de barco, hundes el Titanic; si celebras antes, lloras por anticipado.
Guardiola ha intuido el riesgo de la euforia, de las sonrisas, de las manitas. Por esa razón, ayer, ante una audiencia sedienta de bravatas, evitó tutear al Madrid y le dedicó tratamiento de campeón. Ellos son lo que queremos ser nosotros, vino a decir, elevando al rival e intentado desactivar todas las provocaciones que se han lanzado últimamente contra los dioses del deporte y el destino.
Si el empeño de Guardiola es asegurar los frenos, el trabajo de Juande Ramos se debe concentrar en el acelerador. La falta de confi anza general habrá incendiado ya el orgullo de los jugadores, porque el ego gigantesco, mezclado con el desprecio y el talento, propicia reacciones gigantescas. También hay un escudo que inspira, una historia que late.
Pero además de lo invisible se requiere un plan que cubra debilidades. En este sentido la elección de los laterales se antoja como una cuestión fundamental. Contra el Zenit, Juande ensayó con Metzelder por la diestra y Salgado por la siniestra. Ayer probó otras alternativas combinatorias, aunque lo más concluyente es que en ninguna incluyó tres centrales. No hay más referencia. Sin embargo, entre los jugadores existe el pálpito de que Salgado será el lateral derecho y Ramos el zurdo, con Cannavaro y Metzelder de centrales. Esa era la opción que barajaba Schuster y parece la más razonable: sólo modifi ca su posición un defensa, el más ágil, y será para vigilar a Messi. Los demás rezan.
El despliegue de Messi se anuncia como un huracán, pero el Barcelona es un enemigo global. Para neutralizarlo sólo cabe robarle la pelota o pincharla. Como el primer objetivo exige una música que aún no se escucha, habrá que aplicarse al pinchazo, efecto que se logrará recortando el campo y ejerciendo una presión asfixiante que impida la circulación. Fácil decirlo.
Fijada la defensa, Sneijder es la novedad en el centro del campo, recién recuperado de una rotura de fibras. Junto a él, Gago y Guti. El cuarto integrante del comando no parece tan claro: Van der Vaart para ganar pegada o Drenthe para ganar banda. Los canteranos Agus, Antón, Bueno y Palanca completaron la convocatoria.
Esplendor. El cartel del Barcelona recuerda al de las superproducciones de Hollywood y, aunque todos brillan, se adivina una amenaza que se esconde tras la humareda que levanta Messi. Me refiero a Daniel Alves, la flecha que atacará a Sergio Ramos cuando se crea a salvo.
El Madrid desafía a ese Barcelona flamante y a su estadio repleto (98.772 almas) con seis bajas médicas (Van Nistelrooy, Diarra, Pepe Heinze, Torres y De la Red) y dos sancionados (Robben y Marcelo). A ellos hay que unir a Ramón Calderón, que no viajó víctima de un cólico nefrítico. Al peso, todos ellos podrían valer lo que Rafael Nadal. Una pérdida irreparable, dijimos entonces, en la Davis, si recuerdan.
El Barça es favorito según las apuestas
El Barcelona es claro favorito para el clásico de esta noche según las casas de apuestas más importantes. La victoria del conjunto de Guardiola se paga a 1,5 euros como cotización menor y a 1,62 la mayor. Como ya dijo Juande ayer en la conferencia de prensa, apostar por el Madrid dará dinero. Su victoria se paga de 4,7 euros a 6,2. El empate tampoco está mal: de 3,5 euros a 4,3.
Fuente: As
1:Casillas
2:Michel Salgado
5:Cannavaro
21:Metzelder
4:Sergio Ramos
10:Sneijder
8:Gago
14:Guti
15:Drenthe o 23:Van der Vaart
7:Raúl
20:Higuaín
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